Dice un proverbio oriental: “Es más valioso un gramo de acción que una tonelada de intención”.
En la vida siempre nos llenamos de metas que al inicio parecen prometer grandes resultados, pero conforme va pasando el tiempo se quedan a medias.
Nos ponemos objetivos de todo tipo, desde físicos como bajar de peso, hasta espirituales deseando ser mejores personas.
Todos alguna vez nos preocupamos por nuestro peso. Nos esforzamos mucho por conseguirlo, pero no solemos obtener lo que deseamos.
Si ese es tu problema puedo decirte que sí existe la solución: Iniciar una dieta vegana.
Con este tipo de dieta podrás comer todo lo que quieras -de origen vegetal- y no tendrás que estar llevando el control de tu peso, ni siquiera pasar muchas horas en el gimnasio.
Con una dieta vegana, te sientes con más energía. Tienes variedad de alimentos a elegir y los beneficios son innumerables.
Desde el momento en que la pruebas, los efectos empiezan a notarse rápidamente (Mira más beneficios en estos artículos: “4 beneficios de una vida sin comer carne” y “5 beneficios de ser vegano”).
Entonces, ¿cuál es tu excusa para no hacerlo?:
1. ¿Falta de información? Mucha gente tiene miedo de practicar este tipo de dieta por tratarse de algo desconocido.
La solución es informarse. Mientras más informado estés, más seguro te sentirás de dar este paso. Incluso puedes buscar en internet, temas relacionados.
Encontrarás muchísima información que confirma acerca de lo saludable que es practicar esta dieta.
Te invito a que veas What the Health (Documental) y escuches el Podcast de Maco Antonio Regil. En ellos, existe información muy valiosa que puede ayudarte a aclarar muchas dudas sobre el tema.
También existen estudios científicos que demuestran resultados muy positivos acerca de alimentarse de esta manera (aquí puedes verlos).
2. ¿Falta de confianza? ¿Piensas que llevar este tipo de dieta puede ser riesgoso o complicado?
Si es así, puedes tener la seguridad de que al alimentarte de forma responsable, cumpliendo todos los requerimientos nutricionales que necesita tu cuerpo, nunca sufrirás carencias (aquí te dejo un artículo sobre cómo llevar una dieta vegana sin carencias).
3. ¿Eres amante de la carne? No hay problema. Si de plano se te hace difícil y hasta imposible dejar la carne, es simple: ¡No lo hagas!
Pero al menos come más saludable: aumenta las porciones de vegetales que ingieres en tu plato, también intenta tomar jugos o batidos más seguido -en los cuales queden fuera los lácteos, por supuesto-.
Esto es un gran avance si quieres llegar a tu peso ideal. (En este artículo “cómo vivir sanos y a un bajo costo” y en este otro “5 formas de tener más energía durante el día”, encontrarás más sugerencias).
4. ¿Te resulta demasiado complicado? No tienes que cambiar de un día para el otro. Tampoco es lo más recomendable.
Nuestro cuerpo ha sido acostumbrado a los productos de origen animal desde que nacimos y realizar un cambio brusco en nuestra alimentación podría ser perjudicial.
Por ello, puedes empezar con pasos sencillos. Como te mencioné en el numeral anterior, la clave está en aumentar, antes que disminuir.
Primero aumenta los productos de origen vegetal en lo que te sea posible. Cuando ya lo hagas y te sientas preparado, puedes dar el siguiente paso: empezar a disminuir las porciones de los alimentos de origen animal como: carne -de todo tipo-, huevos, lácteos, embutidos.
Entonces no sólo tengas la intención de cambiar: ¡Hazlo! De intenciones está lleno el mundo.
Desafíate a hacer algo nuevo y muy saludable para tu organismo. Cuando inicias una dieta vegana, puedes empezar a ver resultados a partir de las primeras semanas.
Notarás que tu peso empezará a regularse y sentirás mayor energía. Yo noté los cambios desde los primeros 15 días.
Nunca pensé que esto podía ser tan efectivo. Lo vivo a cada momento y lo mejor de todo: puedo comer todo lo que deseo -de origen vegetal y de forma saludable, claro está- y a la hora que lo desee.
Ten la seguridad de que al comer de esta forma, tu cuerpo nunca te pasará la factura. Por el contrario, estarás previniendo enfermedades.
Así que, no esperes más. ¡Da el siguiente paso! Valdrá la pena.